Como almácigo podemos utilizar cajones o cualquier recipiente (por ejemplo cajas de Tetrapack, de leche, vino o jugo, cortadas horizontalmente). Para sembrar se prepara una mezcla de tierra y arena; si la tierra es muy pobre se puede enriquecer con una parte de compost (abono orgánico). La tierra debe ser suelta y lo más fina posible.
Luego se marcan hileras con una distancia entre ellas de unos 5 centímetros. La profundidad de la hilera debe ser 3 a 5 veces el tamaño de la semilla. Ya que los brotes luego se transplantarán, las semillas pueden quedar a distancia entre ellos de 1 cm. Se cierran las hileras y luego se riega la tierra suavemente. Para mantener la humedad se puede tapar el recipiente con un plástico hasta que salgan las primeras plantitas. Los almácigos no deben recibir demasiado sol, pero sí calor. Es aconsejable sembrar plantas de un solo tipo en un recipiente. Cuando las plantitas tengan una altura de 8 a 10 cm se pueden transplantar a la cama, de preferencia temprano o tarde en el día, para que no las afecte el sol. Las raíces no tienen que “ver” el sol y deben entrar en hoyitos preparados suficientemente grandes para que estas raíces no se doblen. Después del transplante hay que regar inmediatamente con mucha suavidad y sobre el suelo, no sobre la planta.
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